viernes, 1 de octubre de 2021



Sin la misma prosa, ni los mismos interminables soliloquios; los años me han vuelto prudente y las fallas me han hecho más sabio, aún tratando de alcanzar las palabras del predicador que aún lejos estoy de alcanzar, no obstante tendido de un hilo que como péndulo oscila entre el bien y el mal, no he vivido en excesos ni tampoco en demasía prudencia, a pesar de conocerme y saber como tiendo secreta y constantemente mi auto sabotaje, soy un liberador de impulsos y redentor de mi propio silencio. Esos anhelos materiales y emotivos ya no son más; han cambiado por algo menos tangible, algo que me llena de paz interna, ese deseo inmediato de conocer por conocer, enterrar mi mente en las preguntas existenciales que aún viven en mi, la ciencia como medio y el escriba del arte como motivo. Me duele más que nunca salir al mundo real, ese detrás de la belleza moderna donde el humano es cada vez más humano, cada día menos natura, cada día más machina. Vivir y tal vez un día, curar.

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