lunes, 11 de mayo de 2020

Postmodernismo




La ciencia positiva y la técnica permitió al hombre esta aventura Prometeica: La conquista del mundo y la conquista de las cosas; el mundo natural, el mundo externo, pero a un precio paradójico y trágico. El hombre conquistó el mundo de las cosas pero con un gran riesgo para su alma, el mismo se convirtió en cosa. (Sabato, 1977) 

Un niño que creció viendo en enciclopedias banderas y contextualizaciones geográficas de un mundo dividido por el pensamiento, por el colectivismo y la masificación del culto a las libertades. Ese niño que nació pocos años después de la caída del marxismo miró a través de una ventana la pobreza, la injusticia, el deseo por el objeto, el premio al trabajo en forma de acidia; propaganda política en las calles, el ostento y la masificación de la tecnología en nuestras manos. 

Aquel niño que inmediatamente comprendió que en el mundo en el que crecería la fortuna era exponencial a la recompensa y a la suerte, la realidad de su contexto dependería de sí mismo y de sus circunstancias. Sin embargo, justo vencedor o vencido desde el principio. Aún así el encuentro con la realidad es siempre un frente ineludible, por un lado el deseo de obtener y por el otro ganarlo, estamos pre acondicionados como la rata que roba un queso posterior a electrocutarse.

La normalización del comportamiento más bestial, más orgánico que humano; ser superior, siempre sublevar en jerarquías no sólo por el talento intimo de la composición genética, sino la persistencia de sublevarse, la herencia acumulada, la sexualidad y la sexualización de un hombre. Este mundo complejo que se presenta a los ojos de un niño que cree que allá afuera queda todavía un rastro de naturaleza y compasión entre los hombres.

En una ocasión, miraba en el televisor la violación de una niña Vietnamita en horario estelar, Platoon 1986, lo presenciado ante sus ojos no pudo contenerse, al llegar su padre y verlo en llanto, respondió ante la crudeza: así es el mundo, cruel e injusto. Eso hasta el día de hoy lleva un mensaje irónico y realista que hay que aceptar para sobrevivir. 

Competir para convertirse en engrane, ser el más apto y colocarse en un mejor lugar dentro de la maquinaria, un alma alienada de por vida en busca de la libertad. La libertad que solo otorga el dinero. Que compra el servilismo, que compra la amistad y a veces, el reconocimiento.

El nuevo siglo nos ha demostrado como se han acortado las distancias, no solo en tiempo y espacio, sino entre el hombre y sus semejantes. La red de redes vino a suplantar al totenismo de Levi-Strauss ante la tragedia de la imposibilidad de la rencarnación. 

Nuestra necesidad de socializar, demostrar ante otros cuanto soy y puedo ser, los habitos sexuales, el intercambio cultural y la busqueda de la verdad. En esa sociedad con rostros anónimos a la distancia de un toque, nos convertimos en herramientas, en objeto, en cosas que sirven a la desintegración de nuestro concepto de individuo y de nuestra privacidad. 

Nuestras vivencias y el contenido perceptivo individual que sólo puede ser a través de nuestra vida yace en servidores controlados por máquinas, gobernadas por hombres. Nuestra vida será compartida, cosificada y descartable. 

Me es imposible comprender y dar respuestas ante un mundo así, incluso me hacen re considerar la descendencia. Soy parte obligada de esta tierra ignota, de este sepulcro de deseos materiales añorando el jardín del humanismo, del conocimiento y de la reciprocidad.

La ciencia y la técnica se han sublevado a la biopolítica que describía Foucault. Nos autolimitados, normalizamos y decidimos lo que es verdad o aceptable, dependiendo del deseo colectivo y no de las razones científicas. 

Hemos sido incapaces de creer en el arte; prostituido la emoción y la estética que irrumpen en tiempos y transgreden sociedades, todo esto cambiamos por el valor del artista, la admiración del sujeto, enseñanzas del culto a la personalidad del sistema comunista. 

¿Cuál es la corriente entonces que acompaña y es critica a esta nuestra realidad social? Son esos mismos que hablan de Bansky en un nombre y no en un mensaje. A Hertzfeldt en una corrida de cortometrajes y no en objeto de psicoanálisis.

Los medios de adormecimiento abundan en el mundo actual ¿Por qué habría de colaborar en el tedio? decía Fuentes el mismo año en el que Sabato hablaba del hombre moderno. 



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