He de permanecer inmóvil, he de permanecer callado, se me ha enseñado a ignorar, se me ha enseñado a no conmoverme, sin embargo, me conmuevo; he aprendido a simular de la quietud, de actuar de los momentos para ser silencio en la respuesta, luego, se desencadena, aborreces y desesperas. Todo nace del instinto de proteger, aún cuando has sido elegido para vivir en simulaciones. Me repugno y aborrezco mi naturaleza, pero detrás del muro feroz me compadezco de ésta pobre pero orgullosa terquedad que me impulsa, también un don, la gracia que no viene del hombre. La introducción de los simulacros de humanismo, la vanidad de los más ricos, la guerra viene con ellos a este festín de horrores y se desata rompiendo en el paisaje con las vidas más inocentes, dotes al señor feudal del orden mundial y papeles verdes a la faz de la tierra. Hay quienes han nacido ciegos, hay quienes han nacido mudos.
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