domingo, 11 de marzo de 2012

Cobarde.



Al hablar tu rostro se disloca, pierdes la noción de tus verdades en ese insulto que solo amparas entre tu triste soledad, ya que ni al que tienes alado le fías tú propia fortuna. Conviertes las palabras en cenizas que se juntan en tu pobre bacinica, basas tus supersticiones en oraciones que dejas en mis manos. ¿A quién quieres demostrar tus pretensiones? eres, nada más eres, aquel bulto de mentiras en muecas. En tú pared que te protege ante las preguntas que no puedes responder. Y aquellas oportunidades en las que notó tú desesperación por encontrar la reminiscencia, te adoleces y me odias.


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