Emboscado, miraba, sonreía, añorando a que llegaras. Atesoraba la ocasión. Pegado al barandal, respirando hondo. En mis reflexiones siempre, donde siempre aparecías tú. Donde siempre estaba yo. Me dedicaba a sonreír, a mirar personas caminar, tan fugaz. Tú siempre caminando, pero nunca era momentáneo, nunca tan efímero. Me postraba a la espera. Siempre a la espera. Dulces ojos, dulces no por ser solo lindos. Lindos por ser tuyos. Lindos por mirarme. De ti, siempre era de esperarse. No había día sin una canción, sin la impaciencia, sin la sensación de silencio y sonrisa escondida. Helados suspiros antes que llegaras, me saludaras dos ocasiones, la que recordaba, la que había esperado y la que por fin sucedía antes, nunca. Solo pasabas. Solo por admirar. Te admiraba en veces, las que pasan sin reconocer y se postran con los días. Los que suelo recordar con nostalgia.
Solía evocar aludiendo al momento. Cuando platicábamos. Temiendo no hacerlo, en un llano invocar. En un paraíso, por lo menos para mí. En los días soleados de un lugar de sensaciones, retratos de oleo. En humedad que desvanecía entre tela. Entre tus dedos, en vida. En la de polígonos, triángulos, rombos y cuadrados desperfectos. Simetría de sensaciones. Mordías tus labios al mirar a un lado. decías que algunas cosas no salían bien, que sucesivamente había confusiones y nada estaba bien. Nada estaba, como tú esperabas. Retratabas. Regresabas donde estaba. Donde siempre te veía. Donde a veces solo pasabas.
Entristecías por el, por que esperabas que fuera lo que yo no daba. Por que, sonreías con el. Deseabas todo, como yo deseaba nada. En medio de las charlas, de las tempranas intuiciones. Conversamos. Y escuchaba Damian Rice. Escuchaba el "soundrack" del camino y sonreía aquel entonces donde todo parecía un juego. Soñar no cuesta nada. Despertar y crecer, cuesta sueños. A veces o casi siempre bendiciones. Escribo como cuando solía estar junto a ti antes de irnos por nuestro lado. Imagino siempre la ingenua intención de mi otra perspectiva. El sonido a casa, con risas y ojos ceñidos. Me acuerdo que platicamos, nos vimos a los ojos. Nos vimos al interior y lo supimos. Siempre lo supimos. La espera terminó. Se fue terminando con el tiempo. Con el tiempo se nos iba todo, se nos iba en hubieras, se nos va como siempre. Con nosotros.
Descansaba en la jardinera. tomaba mi descanso. Escasamente hice expresión y llegaste.
-¿Qué haces?-
- Nada en especial, desvariar. Contar mi historia, preguntar cuál es la tuya. Charlar para sentir que hay alguien que escuchara cuando todo este silencioso.-
- ¿Recuerdas el día en que nos dimos la mano, y ambos dijimos saber lo que el otro estaba pensando? -
Asentí con la cabeza.
-Antes te daré lo que prometí -
-¿Qué haces?
- Escribo. Siempre lo hago. Te la debo. Una pintura como la que nunca recibí. De la única manera en que se hacerla -
Saliendo del cronos. Viajando en mis letras.
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