¿Quien entendería?, La inderogable bestia que aterroriza en las pesadillas interminables de un inconsciente, de un enfermo de soledad, este que implora al destino ser más que un simple desvarió que se llenó de las voces que escucha en balbuceos dentro de su caja de mentiras. Lamento sollozo denunciando los horrores que nunca nadie había visto, pero que en el silencio de la deficiente decadencia, sulfura sus emociones para hacerlas un gozo, uno que guarda la compañía de su único ser cercano. El ente que repudia y que aborrece, y que es forzado a querer. Una disyunción de realidad, el poco sentido de identidad que la mirada le provoca excretar sin un sentido, sin una dirección, un poco de odio y un poco de amor. Sin que el charco de fuego que derrama tras la imagen y el deterioro de su propia realidad, le fuese suficiente para desaparecer de los espejos que la rodean. Una y otra vez que anuncia el reloj, 12:35, sigue el mar acercando su marea al gigante de esta habitación, como sal en la lengua llegan estas asquerosas secreciones que invaden la mirada, que invaden el entorno y que provocan un sentido de olvido al blanco y vació alrededor.
¿Donde el gigante derrama sus reproches a la vida?, y que a desesperación insiste por encontrar a la voz que le balbucea en el viento los secretos de su caja de mentiras.
En el apego pundonor de su imagen, implícitamente da cara a su ego, y ensórdese, por efecto del llanto, el del sonido que impone la desesperación, la corriente que se avecina en tempestad al correr interrumpido de la sangre, y la mirada fija que le humilla al desentonar su presencia, la de el… de una masa interminable pero siempre visible en pequeñas proporciones, comúnmente desastrosa, comúnmente común, y dadas las consecuencias siempre presente, en todo caso detestable, en donde todos variamos de culpa y al final pertenecemos.
Voltea y mira las estrellas, a pesar del tiempo el reloj no circula si carece de lugar (El universo es tiempo y espacio), porque a pesar del llanto lo que excretas no son emociones, porque la imagen a tu alrededor se encuentra detrás de lo que proyecta tu mirada y porque la realidad es inestable y el mar de un gigante esta a lado de su vaso de agua, donde tu sonrisa no se esconde tras el espejo, sino te espera ahí.
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