Y era la época de las nubes perniciosas. De los absolutos y las verdades incuestionables. Era una época donde todos callaban a la voz del cretino. A la voz del inocente afortunado que había heredado el poder por la guerra, la que sus antepasados iniciaron a puño ensangrentado y de armas en manos de infantes. En una era de éxtasis y excesos, la época de la filosofía sin teorías, de las opiniones sin derecho de replica, de la convención de todas las teorías profanas y el desenlace de una nueva ilustración. La escuela de los novelistas frustrados.
viernes, 21 de diciembre de 2012
La epoca
Y era la época de las nubes perniciosas. De los absolutos y las verdades incuestionables. Era una época donde todos callaban a la voz del cretino. A la voz del inocente afortunado que había heredado el poder por la guerra, la que sus antepasados iniciaron a puño ensangrentado y de armas en manos de infantes. En una era de éxtasis y excesos, la época de la filosofía sin teorías, de las opiniones sin derecho de replica, de la convención de todas las teorías profanas y el desenlace de una nueva ilustración. La escuela de los novelistas frustrados.
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