"En una caja con papeles, se sumergían el ayer y el hoy, el arte se postraba en un callejón.." (sonaba en los alambres de cobre)
Últimamente los días y las noches se parecen demasiado.
La inocua tenue y estúpida luz, el perdido y jodido gris opaco, temiendo a tan poco que sin ti, sin ti todo es tanto, no podría distinguir entre tantos prejuicios. Caminando bajo tú vos, seguía pretendiendo entender que sí algún día tendría que dejarte, no habría otra barca que llegará al sol del día, a la mar de las viejas palabras con ese lejano resplendor. Tu sonrisa que me adormece y me arrodilla. Descubrir un día sin descifrar por que no acompañarte, sin decir que no podría dedicarme a tu dolor, "sin que te fueras más allá de lo que yo te habría podido acompañar."
Sin reflexionar aún más, un recuerdo que ya esta definido, sin concebir tu imagen al saber que quizás nunca más te vuelva abrir los brazos. Te recibí un día a tus prontos ojos tiernos cuando al día siguiente esos no más volvieron a ser iguales, tan parecidos a la mentira, tan ciertamente humanos. Tan ciertos los rumores cuando se apaga mi alegría.
Como tan poco al tiempo de la estadía y a tan prontos minutos de haberme visto al espejo, tanta distancia a tan largos segundos pasaban por las reflexiones de un día en solitario; al salir de mis cálculos y te hallba enfrente, y caí en todos esos ademanes torpes e incontrolados, vislumbre por lo menos que la única salida para escaparme fructuosamente del ridículo, era decir lo que dictara la inspiración del momento y nada más, olvidándome de los discursos preparados y las encrucijadas previstas. Estabas llorando, temblando entre la multitud de todas las voces en tus recuerdos que guardan, todavía secretos, nos invadía el humo del tabaco y la marea de mis impulsos. Te arrastré hasta el borde de mi silla, con la mirada puesta en apuñalarte. A sangre habida me conmovía por aquellas razones que aún ignoraba, por eso que nunca perdí. Te deseaba entre mis olvidos más que ahora estaba tendido ante tus ojos, me hacían tan igual a tus errores, tan herido como paciente a mis ganas de que el cielo cayera y posando mi rostro al suelo sintiera la dolencia que días después traería.
Abandoné tanto tiempo ya, no había olvidado nada. Y ahora así puedo volver siempre, como siempre un hola cuando el silencio se rompe. Tan curioso su sonido, la de dos voces interpretando lo que miran del rostro, cuando fingía aquellos días, cuando la confusión era lo que en aquellos días querías. A veces cuando sueño que tus sueños no amanecen y que yo he sido tan feliz contigo, tan alegre y larga noche la de los días en que nos conocimos. Y donde se encontró el refugio a mis venganzas, a donde volvía todas las noches en que temía, las que te temía en aquella sonrisa que tiene arte y mi cobardía, por que así como ha valido la pena amarte, pasó por ti para ilusionarte, hoy así tú mi presente con un libro que sigues escribiendo.
Para seguir.
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