viernes, 13 de julio de 2012

Allegro passionato




Siendo predecible, fuera el primero en contar su vida a su vez. Escuchando en la tarde como transcurría el tiempo. De vez en cuando teniendo que acordarnos del idealismo que nos había traído hasta este remoto y conflictivo lugar, pues a ese respondía tres veces sí, sí y sí. Echado en brazos, con los ojos brillantes en aquel momento donde no importa cómo, me ofrecí a decir, entonces es lo que quiero en verdad. Sin dejar de recordar que solo es un recuerdo. Sin dejar de olvidar que no puedo hacerlo, te necesito y susurro, es lo que quiero, de verdad.

-Yo pienso lo mismo- 

De los pasillos y el olor disipado alrededor de la luz que se aleja y sus sonidos. Creyendo renunciar a tu mundo. Por ahora soy un humilde servidor del tiempo que asegura su respuesta a la voz de su impulso. Yo estaba tan eufórico de volver a tocar con mis sentidos la música de las primeras notas que se elevaron al cielo. Como casi todos los hombres que se disponían a servir mientras las coloristas vidrieras del siglo me imitaban al pasar, y al instante por una obra de un sentido maravilloso; la nostalgia que había sido durante semanas se vio saciada de pronto. Ya lo has encontrado, he llegado muy pronto con eso que desconozco a donde me llevara a encontrarte.


Era ciego, desalmado y convencido que hasta por fin la historia hizo ver obligados a decir desde entonces juntos, con las manos en la inversa. Siendo una posible palabra más por una segunda vez decir que todo aquello que vi repetidamente, era solo el principio de un lugar que lleva conmigo las ansias de poder consentir de nuevo un extraño y reconfortante sueño, sentado en una tarde gris, un paradigma me acompaña.

Traté de comprender lo que me había permitido volver a hablar. Lo que me había permitido salir de la prisión de mi silencio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario