martes, 22 de octubre de 2013

El vagón de tren




  -La espera no es tan larga cuando se disfruta de un libro.- (Como sí pudiera concentrarme) ahora solo escucho los violines de la canción que escuchaba al despertar esta mañana. Quisiera saber que opina ella sobre esos sonidos.. a veces solo divago en mis sensaciones, tal vez sea demasiado curioso. Tal vez, ya no tengo miedo a perder nada.

Las 6:15 p.m, parece atardecer y camino mientras pocas son las personas que deciden partir en un martes. Supongo que nunca he sido esclavo de los días.

-Pase.- 

Quizás sí ese fuese el objetivo de esperar entre palabras, de querer regresar por esa puerta de nuevo que tantos recuerdos traía. Quizás de lo más vertiginoso a algo más simple. 
  
Los estuches que llevaba en la maleta guardaban solo secretos, escritos en tinta de bolígrafo, de tardes en el café donde siempre le escribía a ella. (esperando tal vez una frase que llegaba y se iba con el vaivén).

Tal vez siendo un poco más sutil y honesto. Lleno de corajes pero también ya sin asedios, terminaba cada recuerdo agachando su rostro, sonreía. Cuestionamientos de sí, de él y las rimas. De las cartas que cargaba. El tren se acercaba y partía con todos sus enojos, con todas las disputas que quedaban en risas. Sin más de lo curioso de estar sumergido siempre en la incertidumbre, de los "que pensará," futuros no probables ya, de más de aquellos cigarrillos quemados de bajo de las escaleras. Solo un poco de ilusiones se iban con su partida. Al menos, lo murmuraba. Que alegre reencontrar por los pasillos rostros ajenos que disfrutan de su propio desdén. Hasta el vagón donde una sonrisa sencilla y cálida le abría ahora en la esquina, la puerta a otro viaje. 

Hasta luego.

Y un -hola- descabellado después de tanto tiempo, esto al parecer se iba fraguando con los viejos consejos y tus antiguos dichos, de las noches en los bares y las miradas en el coche.

Aquella nueva sonrisa en el rostro me iba acompañando ahora, mientras me asomaba despidiendo mi pasado. ¿Era Jazz? ¿O tal vez, la canción que recordaba se había quedado tan lejos que me engañaba de apoco? su compañía lo hacía cada vez menos importante. Las distracciones logran a veces demostrar las similitudes de ser autentico y pretender serlo.

Te miro mientras avanza la maquina de vapor, se cierran las compuertas. Tomo un pedazo de papel que llevaba en mi bolsillo del saco, y escribo.

... Coincidencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario