Y eh aquí donde me desfragmento, donde vuelvo a componerme. Los atardeceres en el puerto de una historia no vivida, de un sepulcro de emociones y anticipos. Pigmentado el cielo y los romances en la playa. Los puertos de madera, los matices en rojo, la costa que respira y esas sombras que transcurren con vestidura antigua. La marea me lleva y esta valsa a donde pare, será de nuevo en el atardecer. Extrañable, extraño y familiar.
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