jueves, 4 de octubre de 2012

El puerto




Cuan grande había sido la historia a cuan deterioradas las grietas del pasado detrás ..  iba en busca tras los poemas rumbo al mar donde te dejé por ultima vez, donde yacían entre tus recuerdos los papeles de una noche que no dormí, ascendiendo de la arena hacia la luz en su pasada penumbra. Su briza consigo arrastraba las escenas de ayer, cuando aquella luna de la noche era contigo, cuando aún no crujían mis huesos, cuando aún reía a un lado de tu sombra, cuando aún solo tendía mi suerte al puerto, cuando en aquellos ayeres regresaba con las manos llenas de sal y mis labios, de cuando regresaba todas las mañanas con las pescas alrededor de mi cuello. De los días que hicimos de los cuerpos un finito hasta la gracia de separar nuestros fluidos, de acariciar hasta perderse jugando a lo que nunca aprendimos a aburrirnos y de cuando el día de ayer no despertaste aún lado de la bacinica, esa que solo se mecía con el viento, detrás de la ventana que continuaba abierta desde el día en que llegaste para tomarme, por la ventisca de las lluvias del norte que te trajeron un día para quedarte. En la madera que acongoje el final de nuestros recuerdos, con el pastizal tan amarillo y alto por las tardes, en atardeceres tardíos cuando el sol se escondía en Agosto. Cuando no existía otra lengua, que ya no aprendí a descifrar a nadie más por perdernos en la nuestra. Hoy, quisiera poder alcanzarte de nuevo. 

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