martes, 17 de julio de 2012

Nauseabundo



La ambición material es un motivo por el cual hay miseria de otro que la apetece, una revolución eternamente dormida... así fue, el revuelo de un pueblo latinoamericano mientras exclamando escribir una historia, sudando sangre, triunfando en guerra nunca nos quitamos las cadenas de las manos.

Muertes de inocentes en las calles manchadas de rojo, bajo los techos amontonados por escombros lloran inconsolables las familias antes campesinas. Antes que la tierra se secara, que el patrón castigara a sus padres, que violara a sus hijas y esclavizara a sus progenitores. La guerra por los lujos, la guerra por la ambición grita en México; lujos de necesidades arrebatadas de otras manos, manos que siempre se han quedado resegadas; políticos sin dignidad, políticos sin idea, político sin principios que adormece a las bondades ajenas, la dogma del gran líder que se convierte sombra detrás de la silla, codicia por ser indicados, por ser los únicos en levantar la mano, pocas entre aquellas muchas más que dudan siempre por indiferencia, por miedo a luchar. Incompetentes son seres que utilizan la política para redimir su egocentrismo y posponer su amargo e inconsciente futuro, la avaricia los envenena, los hace objetos de lo que al parecer llaman estado pero comprender el mismo, para si mismo en su función es frívolo y varias veces abusado, utilizado como una prostituta.

Darte un nombre seria falso, por que detrás de ti codicia hay un millón de razones que te esconden tras la ambición y te confunden con la avaricia, acariciando el borde de tu silla te encuentras y de tus mozos te haces grande casi tan grande, que puedo alcanzar a verte, por encima de la humanidad y aplastando a tus sublevados que carcomen las bases de su propia dignidad (si es que no han perdido la capacidad de identificarla); estar perdidos, seria decir que no existe una historia, que no existe un pilar que nos alcance a redimir (con protesta) y nos enseñe que la vida nos ah alcanzado a dar la gran riqueza que nos ofrece el ser pensante y caritativo que llevamos dentro, antes de vocear las palabras de un hombre habría que referirnos a las palabras de la perfección, aquella que se quedo varada en los sentimientos del demonio que nos invade.

"La locura no se puede encontrar en estado salvaje. La locura no existe sino en una sociedad, ella no existe por fuera de las formas de la sensibilidad que la aíslan y de las formas de repulsión que la excluyen o la capturan." - Michel Foucault

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